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No dejes que nada te aparte de tus sueños,
no permitas que nada destruya tus ilusiones,
no dejes tus fuerzas a la deriva,
no dejes tu vida escapar,
no permitas jamás que tus mentas e ideales
se conviertan en sueños frustrados
o incapaz de realizarse.
Jamás dejes de creer en fantasías o amores,
o que tu alma se pudra y tu corazón se seque
por una falla o temores inconclusos.
No permitas que la oscuridad te absorba. . .
Ángel de luz,
pequeño mío,
no te conviertas en un torbellino de ilusiones muertas
o en un cementerio de vidas errantes.
Prosigue tu camino hacia la luz infinita,
no detengas tu marcha,
no voltees la mirada hacia atrás,
no vuelvas al ayer,
ese ayer en el que yo estuve presente
nublando tu vista y fundiendo tu luz.
Ángel mío,
corazón de fuego,
alimenta tu esencia
con aquella llama herida que intente apagar,
enfrenta la vida como un guerrero más.
No permitas que mi oscuridad te arrastre
hacia el lecho de muerte en el que reposa mi alma herida.
Ángel mío,
prosigue tu camino y no detengas tu marcha.
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