A la noche pedí un deseo,
a la luna y las estrellas,
que te quedaras a mi lado
y nada mas importaría.
Que fueras mío,
solo mío,
y nadie te alejaría.
Rogué e implore en mil noches
de nostalgia y ensueño,
en mil noches de locura y desenfreno.
Estrella mía,
porque no escuchaste mis plegarias,
porque me golpeaste con tu absurda indiferencia
si sabes bien que le necesitaba,
sabes bien que le ame como a nadie jamás
y sabes bien que no hubo mas motivo.
Era todo en esta vida,
mi mundo y mi ironía,
mi fuerza y valentía,
mi ilusión a la deriva.
Lo era todo,
lo era todo y lo sabes mejor que nadie.
Pero estrella,
amiga mía,
lo trajiste tarde a mis brazos,
pues estos se sellaron abrazando la nada,
una nada de la que seria cruelmente prisionero.
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